20 aniversario de Europa Sur

20 años de sueños rotos en El Estrecho

  • Catorce kilómetros separan Marruecos de España. Una corta distancia plagada de dificultades que en demasiadas ocasiones ha acabado con titulares luctuosos. Dos décadas después, las travesías siguen copando la actualidad

Los intentos por alcanzar una vida mejor, el anhelo de llegar a la Europa del bienestar, han jalonado buena parte de la actualidad informativa en los primeros 20 años de historia de este diario. El fenómeno de la inmigración en el Campo de Gibraltar ha sido una constante en las páginas de Europa Sur y ya era noticia antes incluso de la salida de este rotativo a las calles.

El Estrecho ha truncado en demasiadas ocasiones los sueños de quienes se embarcaron en una frágil patera de madera con la esperanza de tocar con sus manos una tierra a la que el poder económico catalogó como el primer mundo. Son sólo catorce kilómetros los que separan físicamente dos realidades muy distintas. Poca anchura para una brecha tan honda como el fondo del mar, donde yacen sueños anónimos ahogados por el traicionero choque del Atlántico y el Mediterráneo.

El primer naufragio en las costas de la comarca del que se tiene constancia se produjo el 1 de noviembre de 1988 en la playa tarifeña de Los Lances. 18 personas murieron esa mañana muy cerca de la línea de costa. Desde entonces, el goteo ha sido constante.

La noticia más dura relacionada con la inmigración en 1989 se producía el 10 de marzo. Nueve jóvenes de origen magrebí morían ahogados en la zona algecireña de Los Molinos tras volcar la patera en que viajaban. El naufragio se produjo sobre las cinco de la madrugada.

El comandante José Luis Fernández de la patrullera P-111 arriesgó su vida para rescatar los nueve cadáveres del fondo del mar. Las páginas de este diario informaban de la cruda realidad incluso con las fotografías de los féretros ya ocupados y que, curiosamente, tenían la cruz cristiana en la tapa. Los fallecidos fueron enterrados en Algeciras el 16 de marzo. El reino de Marruecos exigió su repatriación a los pocos días, por lo que fueron exhumados el 22 de marzo.

Informar sobre estos hechos nunca es fácil para un periodista. Pero en aquella ocasión, el entonces cónsul de Marruecos en Málaga, Abdellah Kadiri, lo hizo aún más difícil. Los féretros estaban siendo introducidos en el buque Ibn-Batouta para emprender la vuelta a Marruecos mientras el fotógrafo realizaba su trabajo en la pasarela de embarque cuando varios hombres le empujaron hacia la bodega. El redactor accedió al barco para preguntar qué pasaba. Varias personas exigían el carrete fotográfico acusando a los informadores de piratería periodística y violar la intimidad. Kadiri, con una actitud muy poco acorde con el cargo que decía ostentar, coaccionó a los informadores advirtiendo que el barco era territorio marroquí, despreciando los más elementales principios del derecho marítimo y amenazando incluso con zarpar hacia Tánger si no entregaban los negativos. El cónsul fue denunciado por la dirección de este periódico por obstrucción a las tareas informativas, coacciones y amenazas.

El Estrecho de Gibraltar se encuentra a día de hoy “blindado” con la instalación del Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE). Es más difícil alcanzar la costa y gracias al potente entramado de radares los servicios de costas pueden localizar a las embarcaciones, muchas veces antes de que sea demasiado tarde.

El último desembarco registrado en estas páginas se produjo el pasado 7 de diciembre, cuando arribaron a las costas 36 inmigrantes, cuatro de ellos niños de muy corta edad.

Queda pendiente saber si 2009 traerá una menor presión migratoria sobre nuestras fronteras como consecuencia de la crisis económica. Sin embargo, no hay lugar a dudas a la hora de afirmar que el Estrecho de Gibraltar seguirá siendo una de las principales entradas a la tierra prometida.

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